lunes, 16 de marzo de 2009

Razones


Cada día la vida comienza y termina. El sol sube por el cielo, ganándole la batalla a la oscuridad, pero justo en su cénit se deposita la semilla de la noche. A partir de ahí la luz nos acompañará criando en su seno las sombras que nos envolverán en el crepúsculo.

Y nosotros transitamos ese lapso que llamamos vida, acompañados de otros seres que van llegando de acuerdo a su propio horario. Y nos acompañamos unos a otros mientras nuestros tiempos se traslapan, mientras podemos disfrutar juntos del mismo espacio/tiempo. Y aprendemos con sorpresa y dolor que el ciclo sigue, imperturbable, infinito. Que muchos se nos adelantarán, y que los veremos partir. Que dejan un gran vacío. Que no se van realmente si los recordamos y hacemos que su existencia haya valido para comprender la nuestra, de la manera que sea. Para aprender y a nuestra vez compartir.

Através de la vida nos vamos encontrando con otros seres; varios seguirán su camino sin recordarnos siquiera. Ni nosotros a ellos. Pero con otros sucede algo inesperado. Es como si de entre tanta gente, de entre ese barullo de vidas que suceden a nuestro alrededor, reconocieras algo; tal vez el olor característico de tu clan. Como una manada desperdigada antes de llegar a este mundo, que se va reintegrando, que estaba predestinada a ser. Y se convierten en tus amigos. Esa familia que tienes la oportunidad de escoger a lo largo de tu vida. Esa que tienes que cuidar y por la cual agradeces.

Y vemos con regocijo, admiración y aprehensión hacia el futuro que le estamos deparando al planeta y a quienes nos sobrevivan, que también hay nuevas vidas que llegan. Y esas existencias que recién comienzan, frágiles, indefensas y sorprendentes encierran todas las posibilidades del mundo. Su ingenuidad y su transparencia, su inagotable energía cambian las prioridades, tu forma de ver el mundo.

Hace varios meses llegó a este mundo mi sobrino. Y he tenido la suerte de compartir con él algunas horas de mis días. Su sola presencia transforma el ambiente. Me inspira a ser mejor. Para tratar de hacer de este un sitio habitable para él, para los que seguirán caminando esta tierra una vez que mi tiempo ya no lo sea más. Para que el tiempo que podamos compartir nos haga crecer a los dos.

Y así, con el diario milagro de despertar a un nuevo amanecer, y la alegría de oir la clara y franca risa de ese niño, me obligo a seguir en este mundo de locos. Porque la vida te muestra pequeñas cosas que la hacen grande.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

qe lindo blog
me gusta lo qe escribis!
un beso

LA Gaby dijo...

Cada nueva vida pura y maravillosa siempre nos llena de más vida a los que estamos cerca de ellos...

Que hermoso lo que dices de tu sobrinito, que suerte tiene de tenerte de tía :D

Carlos dijo...

...son esas pequeñas-por edad- personas que nos hacen cambiar de marrón a un bello turquesa el wallpaper de nuestra vida.

Luego de mi accidente pensé en dejarme ir, no tomar medicamentos y se me cruzaron ideas extremas por la cabeza hasta que mi sobrina, la hija de mi hermana me dijo sonriendo que nunca se olvidará cuando yo caminaba, cuando la iba a retirar de la escuela, cuando yo manejaba 'a toda' y mi madre se asustaba y solo 'ella' disfutaba.

Fue la primera persona que me hizo sonreír después de un año de oscuridad.

Yo te entiendo Anakriks...

Gromiko dijo...

Bueno Anakriks ke te puedo decir mi peke Antonia me ha dado la vuelta a la vida, cada día me lleva mas lejos de lo ke hubiera imaginado, ya el tiempo le dará la oportunidad a algunos de ustedes para sentir la FELICIDAD de tener un hijo, por lo demás quisiera pedirte ke me prestes el texto para poder hacer una pequeña secuencia de ilustración, obviamente bajo tu concentimiento y sin fines comerciales....

Anakriks dijo...

Gracias x los comments gente.

Gromiko: Pero claro, puedes utilizarlo, y me encantaría ver cómo quedarían esas ilustraciones. Un saludo muy grande pa ti, pa Gabby y pa Antonia...
PS. Avisarán pa verle con su uniforme, por fa!!!

Acuarius dijo...

luz a ese nuevo amanecer..