lunes, 30 de marzo de 2009

UIO

La franciscana cuidad es un ser complicado. A veces siento que voy a implosionar si sigo caminando por sus calles. Suelo quejarme largamente de todo lo que no me gusta de ella. Tengo una relación amor odio con UIO. Resiento su mojigatería pueblerina. La poca planificación de sus administraciones. Su errante trazado urbano y todos los problemas que le aquejan. La calma chicha de su vida.

Me molesta que no seamos capaces de implementar soluciones que ya han sido probadas en otras urbes y acondicionarlas a nuestras particulares realidades. Si enumerara todo lo que me jode de UIO no terminaría nunca.

Y sin embargo hay algo que me impide renegar completamente de este pupo del mundo. De este pueblo cosmopolita. Crisol al que convergen nacionales y extranjeros por igual, y que adoptan como lugar de residencia. Habitación y también hogar. Madre y madrastra. Oportunidad y desesperación. Vida y sobrevivencia. Y no sé qué es, pero UIO siempre tendrá un sitio preponderante en mi corazón.

Caminar y recorrer el centro histórico en un día frío, y mejor si es lluvioso, me ayuda a recordar que hay algo especial en esta ciudad de locos que vale la pena, aunque aún no se qué es. Siempre descubres algo nuevo; como el día que después de más de dos décadas sin saber cómo se veía la intersección de las calles Cuenca y Chile, arribé para ver que, una vez retiradas las ventas ambulantes, había una plaza amplia y pude por fin contemplar toda la fachada de la iglesia de La Merced.

Y sí, a pesar de todo UIO tiene una magia que me atrapa, y que me gusta y necesito redescubrir. Compartirla con los amigos y mostrársela a gente que aún no la conoce. Es bueno reconocer esos espacios que están ahí, aunque normalmente ya no les prestamos atención y pasan a esconderse en el telón citadino.

UIO desde el Teleferiqo foto cortesía del Ursus

miércoles, 25 de marzo de 2009

En la madrugada

La quietud de la ciudad y su silencio nocturnos los conecto inmediatamente a la carrera que estudié. A las entregas. A larguísimas horas de insomnio buscando soluciones más o menos útiles. A esa hora de la madrugada en que sientes que cada segmento de piel se te congela y está a punto de caerse del puro frío. Y a la música que invariable y fielmente me acompañó sin quejarse nunca; al pie del cañón. A las llamadas y posteriormente al chateo con los amigos y compañeros que estaban en la misma situación. A la desesperación de que algún material se termine; que la impresora quede sin tinta; que se vaya la luz; que se cuelgue el programa y no hayas grabado las mil horas de trabajo. A ver teñirse el alba en el horizonte y saber que el tiempo se termina, inexorable.

Y poco a poco la costumbre te lleva a disfrutar de ese tiempo. Aprendí a trabajar en la noche. Me transformé en un buhito. Pero a fuerza de rutina había olvidado como empezó todo; por pura obligación, por la necesidad de hacer que las 24 horas rindan todo de sí. Ayer/hoy en la madrugada lo recordé vivamente. Recapitulé el porqué de muchas cosas. 

Además de ser un tiempo especialmente bueno para producir, la noche quiteña tiene la ventaja de que su frío te obliga a estar atenta. Y a falta de inspiración para trabajar me puse a divagar, a cuestionarme muchas cosas. Solo llegué a dos conclusiones después de estar en blanco contemplando mi aquí y ahora. Los imponderables de que está plagada la vida, que cambian constantemente el tablero de juego, siempre estarán ahí. Y no dependen de mí. He de hacerles frente lo mejor que sepa, aunque en algunos casos lo único que queda es desviar el curso de nuestro juego y dejar que las cosas discurran solas. Yo me ocuparé de aquello que me compete.
La otra es que esta vida es vida y no mera sobrevivencia cuando puedes disfrutar de la música y cuentas incondicionalmente con amigos con quienes hacerlo. 

Eso es lo que pasa cuando por más que desees la inspiración no llega, tu cerebro se opone a colaborar, la noche se torna demasiado larga y tienes una sobredosis de Joaquinito en la cabeza. ¡Y ya!

lunes, 23 de marzo de 2009

En esto creo...


"Human beings need pleasure
the way they need vitamins."

Lionel Tiger
The Persuit of Pleasure
1992

lunes, 16 de marzo de 2009

Razones


Cada día la vida comienza y termina. El sol sube por el cielo, ganándole la batalla a la oscuridad, pero justo en su cénit se deposita la semilla de la noche. A partir de ahí la luz nos acompañará criando en su seno las sombras que nos envolverán en el crepúsculo.

Y nosotros transitamos ese lapso que llamamos vida, acompañados de otros seres que van llegando de acuerdo a su propio horario. Y nos acompañamos unos a otros mientras nuestros tiempos se traslapan, mientras podemos disfrutar juntos del mismo espacio/tiempo. Y aprendemos con sorpresa y dolor que el ciclo sigue, imperturbable, infinito. Que muchos se nos adelantarán, y que los veremos partir. Que dejan un gran vacío. Que no se van realmente si los recordamos y hacemos que su existencia haya valido para comprender la nuestra, de la manera que sea. Para aprender y a nuestra vez compartir.

Através de la vida nos vamos encontrando con otros seres; varios seguirán su camino sin recordarnos siquiera. Ni nosotros a ellos. Pero con otros sucede algo inesperado. Es como si de entre tanta gente, de entre ese barullo de vidas que suceden a nuestro alrededor, reconocieras algo; tal vez el olor característico de tu clan. Como una manada desperdigada antes de llegar a este mundo, que se va reintegrando, que estaba predestinada a ser. Y se convierten en tus amigos. Esa familia que tienes la oportunidad de escoger a lo largo de tu vida. Esa que tienes que cuidar y por la cual agradeces.

Y vemos con regocijo, admiración y aprehensión hacia el futuro que le estamos deparando al planeta y a quienes nos sobrevivan, que también hay nuevas vidas que llegan. Y esas existencias que recién comienzan, frágiles, indefensas y sorprendentes encierran todas las posibilidades del mundo. Su ingenuidad y su transparencia, su inagotable energía cambian las prioridades, tu forma de ver el mundo.

Hace varios meses llegó a este mundo mi sobrino. Y he tenido la suerte de compartir con él algunas horas de mis días. Su sola presencia transforma el ambiente. Me inspira a ser mejor. Para tratar de hacer de este un sitio habitable para él, para los que seguirán caminando esta tierra una vez que mi tiempo ya no lo sea más. Para que el tiempo que podamos compartir nos haga crecer a los dos.

Y así, con el diario milagro de despertar a un nuevo amanecer, y la alegría de oir la clara y franca risa de ese niño, me obligo a seguir en este mundo de locos. Porque la vida te muestra pequeñas cosas que la hacen grande.

lunes, 9 de marzo de 2009

Comenzando la semana

 Hay mucho por hacer, deberes por cumplir, trabajos que entregar y amigos con los que conversar. Esta semana para mí será laaarga, y, espero, muy productiva. 

Para comenzarla con pie derecho (o izquierdo para los zurdos) como es debido, les dejo una gran canción:



Enjoy!

martes, 3 de marzo de 2009

De travesías y viajes


Nunca sales indemne de un viaje. En el peor de los casos recordarás una pésima experiencia, un robo, un accidente. En el más anodino de todos, tendrás un vago recuerdo al regresar a lo normal, a lo típico. Y entre esas posibilidades extremas, una variedad infinita de sentimientos y aprendizajes. Eres casi el mismo, pero ya no eres igual. Algo cambia en tu interior.

Pero además de ser un recorrido físico, no importa por cuanta gente estés rodeada durante la travesía, un viaje siempre es una experiencia en solitario. Es un camino que recorres tú, que llevas a cuestas todo un bagaje de historias, recuerdos y pensamientos que no los conoce nadie más. Y a lo largo del tramo irás dejando y recogiendo inquietudes y recuerdos. Y cambiarán tus perspectivas y prioridades. Y llegarás a la meta, tal vez mejor o tal vez peor de como comenzaste, pero nunca igual.

Dar el primer paso fuera de lo seguro, de lo estable, despliega a tus pies una vasta alfombra que puedes recorrer a gusto, en innumerables direcciones. Viajar es vivir. Es aprender y conocer mientras vas devorando caminos. Es asomarte a otras realidades, a otros paisajes. Y es plantearte millones de interrogantes, y sorprenderte de la adaptabilidad humana. Y recordar que somos sólo una especie más, nimia e intrascendente en la grandeza del universo.

Es parar durante un instante la travesía en medio de la nada y contemplar el cielo plagado de estrellas, sin que las luces humanas les quiten magnificencia y brillo.

Te da la posibilidad de hacer balances entre lo que vas conociendo o reconociendo y tu propia realidad cotidiana. Te recuerda que hay rutinas de vida tan disímiles a la tuya, que tal vez te parecen imposibles.

Y tus ojos absorben en fracciones de segundo vistas irrepetibles. Grandes panoramas, imponentes paisajes. Un esquivo nevado que se despeja por segundos. Minúsculas muestras de vida en las condiciones más adversas. Una pequeña flor en un pedregal del páramo. Engañosas siluetas en una madrugada bañada por la neblina.

Y algo adentro tuyo se llena un poco. El nómada que llevamos impreso en nuestro código genético se aplaca por un poco; pero se revuelve intranquilo con esa prueba de libertad, de movimiento, de camino. Y cuando regresas a puerto, sabes que no puedes estar en dique seco por siempre. Algo adentro tuyo te llama a volver a la marcha. A rodar la vida.

domingo, 1 de marzo de 2009

Acerca de los vicios...

Tomando la posta que dejó el estímadisimo señor Nando
Algunas de esas cosas y casos que hacen definitivamente más entretenida nuestra estadía sobre este mundo...y a las cuales vale la pena sucumbir...


...desde la Classic en adelante. Herramienta, juguete, compañera...vicio total. Múltiples bichos para todas las necesidades y gustos. iMac, iPod...quiero iPhone.

Mi elección alcohólica desde siempre: vodka. Por su versatilidad para combinar con todo, a cualquier momento, en especial con sabores cítricos y fuertes. Vodka con toronja o con bitter lemon. ¡Lo adoro!

LIBRO, LIBRE. Este es un vicio heredado. Y no lo puedo controlar; los libros son y serán punto de partida y compañeros de vida. A way of life. Sin más.

Deseo compulsivo de tenerlas. Esa es la sensación que me despiertan las plumas, sobre todo Lamy, cuando las veo. En toda la variedad de colores y en plumines fino, medio, grueso, para principiantes o de caligrafía. Gasto fijo.

Theobroma cacao, alimento de los dioses. Indispensable. Adictivo. Lo mejor: se derrite a la temperatura de la boca.Para mí nada supera al chocolate semiamargo o amargo con alto contenido de cacao.