domingo, 11 de abril de 2010

un día...

...24 horas, precedidas de un ciclo de tiempo igual y seguidas por otro. En este mundo un lapso comúnmente rutinario. Con horas más o menos fijas para una serie de acciones repetitivas y cíclicas.

Sin embargo hay días, algunas veces señalados con antelación que rompen esa rutina, y otros, inesperados, repentinos que son detonantes de una cadena de posibilidades y rutas de vida que tal vez ni teníamos en mente. Puntos de quiebre; a veces puntos finales a largas agonías, a ciclos que lo eran todo (o que más bien creíamos que eran todo, pues no concebíamos el mundo sin ellos, fuera de ellos), a veces puntos de partida, a veces simplemente escalones de una ruta trazada con antelación pero que cambia de dirección, dobla en esquinas que nos muestran otro paisaje, que nos hacen ver el mundo desde otra perspectiva.

Un día, que tal vez para el resto, incluso para nuestros seres más cercanos, simplemente sea otro día descontado de los de su existencia sobre este planeta, pero que a otros marca para siempre. Y hay veces en que estamos tan sumergidos en nuestro propio mundo, cerrados al resto, evitándolos y evitándonos su compañía que nos olvidamos que un día rutinario para nosotros puede ser el día de debacle o de milagro para otros. Y a veces es necesario recordar que los otros también tienen una existencia complicada; que llevan a cuestas sus propias batallas de las que quizá nunca nos enteremos. Pero están ahí y a veces un solo gesto amable o un silencio lleno de comprensión ayudan. Después de todo, el día llegará a su fin y la rutina o nuevas sorpresas llegarán con el alba, y solo nos queda seguir.

1 comentario:

wandy dijo...

que bien baccano