viernes, 1 de octubre de 2010

Remember, remember the 30 of September

Lo que amaneció como otro jueves más, se convitió en el fin de mes más triste que he conocido. Ayer la prepotencia y la estupidez enfrentaron a ecuatorianos con ecuatorianos y mancharon de sangre la ciudad.

Las cosas se fueron de las manos. Las reacciones, furibundas, de lado y lado, pusieron en peligro a todo el país. Y como sociedad nos hemos vuelto meros pasivos espectadores, que cada vez se sorprenden y se conmueven menos con hechos y decisiones que nos afectan directamente. Y eso duele, a mí me duele saber que el respeto (poco o mucho) que tenía por las autoridades ayer se me fue evaporando en el transcurso del día dejando en su lugar una desolación amarga e infinita tristeza.

No creo que pueda recuperar ese respeto, no en un buen tiempo en todo caso, y de cualquier manera se ha generado una cortina de frío, de total repudio a la manera en que se manejaron las cosas de lado y lado. I feel hollow. Porque ayer nadie ganó nada, perdimos todos. Perdimos compatriotas. Que este nuevo mes que comienza traiga paz y sensatez al país, y para eso tenemos que trabajar todos, haciendo nuestras labores de la mejor manera y comprendiendo que no somos cajoncitos individuales apilados, sino partes de una red articulada que se soporta gracias a los nexos entre todos. Cuidémonos, basta de violencia.

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