Cuando conversábamos tenía muchas cosas que contar, inagotables temas para compartir. Siempre me hizo sentir un poquito ignara. Y unas ganas impresionantes de subsanar eso, de aprender, de ir un paso más allá, de no quedarme con lo que ya tenía. Nunca quedarte estática, nunca.
Y me enseñó a compartir, a no guardar para un futuro incierto más que el empuje para seguir caminando. Cuando tienes una buena racha la compartes con aquellos que quieres y cuando viene una mala estás siempre ahí para los que te necesitan, a manos llenas.
Lo más del tiempo serio, meditabundo. Por eso me es tan difícil recordar su risa; usualmente fuerte y sonora cuando venía tras una frase cínica, como su visión de la vida. Y aunque a mí tampoco reír se me da muy bien últimamente, decidí hacerlo para recordarlo; para agradecerle los años que compartimos. Porque la hermanez se construye a pulso, cada día, con el convivir y sin dar por sentado el simple parentesco. Gracias por ser mi hermano, siempre. Only the good die young!
3 comentarios:
Muy buen post, me quitaste las palabras de la boca... el sentimiento es el mismo y este viernes que se aferra al frio del amanecer hace que uno se sienta sentimental a la N potencia.
"one by one" ... te tomaste la gran frase que May escribió para Mercury...
Siempre así, viviendo, siendo feliz, quien nos enseñó a cultivar amistades y gracias a quien somos como somos...
Bald wegen seinem Geburtstag um zu feiern und zu lachen.
Un abrazo
lo jodido de vivir es abandonar.
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