Estaba en quinto grado. Me habían cambiado hace poco de escuela y un día perdí el bus del recorrido para volver a casa. Recuerdo que intenté llamar para que alguien me viniese a ver, pero nadie contestó.
Mi anterior escuela quedaba en el valle. Ahora estaba en Quito sola y con la mochila a cuestas. Menos mal algo algo de sentido común tiene la Anacrix: colegio en la misma avenida que la casa y hacia el norte = ergo: caminar hacia el sur sin desviarse de la calle y llegar a destino.
Nunca me dio miedo; solo debía caminar para llegar a destino; claro que es un buen trecho para pensar con el paisaje urbano de fondo y los sonidos propios de la ciudad como banda sonora y el calor del mediodía quiteño que atonta (creo que desde ahí le perdí cariño al calcinante sol ecuatorial). Y a escasas 3 o cuatro cuadras de casa, mis padres ya preocupados por mi retraso iban en mi búsqueda al colegio y me encontraron campante, camino a casa.
Supongo que en ese trayecto aprendí a ir a mi ritmo, aprendí que tú debes ser una buena compañía para ti si quieres serlo para otros y que se puede recorrer mucho si nunca piensas que la distancia es imposible.
martes, 26 de octubre de 2010
viernes, 1 de octubre de 2010
Remember, remember the 30 of September
Lo que amaneció como otro jueves más, se convitió en el fin de mes más triste que he conocido. Ayer la prepotencia y la estupidez enfrentaron a ecuatorianos con ecuatorianos y mancharon de sangre la ciudad.
Las cosas se fueron de las manos. Las reacciones, furibundas, de lado y lado, pusieron en peligro a todo el país. Y como sociedad nos hemos vuelto meros pasivos espectadores, que cada vez se sorprenden y se conmueven menos con hechos y decisiones que nos afectan directamente. Y eso duele, a mí me duele saber que el respeto (poco o mucho) que tenía por las autoridades ayer se me fue evaporando en el transcurso del día dejando en su lugar una desolación amarga e infinita tristeza.
No creo que pueda recuperar ese respeto, no en un buen tiempo en todo caso, y de cualquier manera se ha generado una cortina de frío, de total repudio a la manera en que se manejaron las cosas de lado y lado. I feel hollow. Porque ayer nadie ganó nada, perdimos todos. Perdimos compatriotas. Que este nuevo mes que comienza traiga paz y sensatez al país, y para eso tenemos que trabajar todos, haciendo nuestras labores de la mejor manera y comprendiendo que no somos cajoncitos individuales apilados, sino partes de una red articulada que se soporta gracias a los nexos entre todos. Cuidémonos, basta de violencia.
Las cosas se fueron de las manos. Las reacciones, furibundas, de lado y lado, pusieron en peligro a todo el país. Y como sociedad nos hemos vuelto meros pasivos espectadores, que cada vez se sorprenden y se conmueven menos con hechos y decisiones que nos afectan directamente. Y eso duele, a mí me duele saber que el respeto (poco o mucho) que tenía por las autoridades ayer se me fue evaporando en el transcurso del día dejando en su lugar una desolación amarga e infinita tristeza.
No creo que pueda recuperar ese respeto, no en un buen tiempo en todo caso, y de cualquier manera se ha generado una cortina de frío, de total repudio a la manera en que se manejaron las cosas de lado y lado. I feel hollow. Porque ayer nadie ganó nada, perdimos todos. Perdimos compatriotas. Que este nuevo mes que comienza traiga paz y sensatez al país, y para eso tenemos que trabajar todos, haciendo nuestras labores de la mejor manera y comprendiendo que no somos cajoncitos individuales apilados, sino partes de una red articulada que se soporta gracias a los nexos entre todos. Cuidémonos, basta de violencia.
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