Bruma, humo por demás húmedo, suspensión de microgotas de agua, más sutiles que vapor. Volutas de un blanco diáfano que dan un aspecto frío a los arbustos que cubren delicadamente, como embalajes de algodón encapsulando los brotes más jóvenes. Pequeños cogollos y hojitas con nervaduras aun frágiles y de un verde claro. Paisaje laberíntico, geometrización de verdes colinas, vías ocres y muros vivos.
Silenciosas manos que escogen esas hojas tiernas. Sabor a tierra, deje amargo...perfume escondido entre volutas de agua caliente que te acunan y calman tu sed, despacio, sin presiones, o decadentes tonos de dorado y marrón que se disuelven gracias a cristalinos cubos de hielo. Definitivamente me encanta el té.